jueves, marzo 06, 2008

POR AMOR AL PRÓJIMO

Ya es tiempo de que el mundo deje de mancharse de sangre humana, por causa del propio hombre, y se borre todo vestigio de esclavitud enmascarada de la faz de la Tierra.
La libertad debe darse la mano con la paz, la sensatez debe imperar en todo rincón del mundo y la cultura debe imponer la armonía.
Trabajos con dignidad y respeto exige la gente, no explotación ni esclavitud disimulada.

Todos venimos a este mundo a dar lo mejor de nosotros, para procurar un mundo más equitativo, pero en el camino nos quitan el amor y la solidaridad humanas, y nos volvemos insensibles al dolor ajeno.

En el sistema neoliberal, los pobres se vuelven más pobres y los ricos más ricos. Estos se olvidan que nadie nace para trabajar muerto de hambre.
Tenemos que decir ¡basta! a una democracia engañosa que sólo sirve a los intereses de las grandes corporaciones y que en su interpretación, ya ha dejado de significar lo que literalmente significa: soberanía y poder del pueblo.

El sistema económico liberal que se impone, quita a los pobres la ilusión de vivir, les borra el futuro y los llena de desesperanza. La vida es bella, podrían decir muchos, pero adicionada la miseria, se vuelve horrible.
El que siembra vientos cosecha tempestades, dice un refrán popular, y ya estamos viendo tempestades de inconformismos por todas partes, que ha sembrado el capitalismo salvaje que impera en el mundo.

Estamos convirtiendo el mundo en un lugar inhóspito, con masas de esclavos embobados de la tecnología emergente, donde se privilegia el dinero como único fin, sin importar nada más, ni la depredación del medio ambiente. Es decir, se está perdiendo el sentido de la evolución.

Finalmente, soy de los que cree, que los paises desarrollados tienen todo el derecho de hacer riqueza y de sentirse grandes, si quieren: poderosos; pero los paises pobres también tienen derecho de convivir con ellos en paz, con dignidad y sobretodo, participar del beneficio de esa riqueza, pues a fin de cuentas, la riqueza del mundo, es de todos, aunque me digan lo contrario.

UNA OPCIÓN DE VIDA

Juntando penas
apagas tu luz
y dejas que la oscuridad te atrape.

Juntando penas
te encuentra la soledad
que enferma tu alma.

Juntando penas
te llenas de desesperanza
y te acercas a la muerte velozmente.

Debes invertir el sentido
reir y dejar reir
para beber salud.

Juntando alegrías
abres el cofre de la dicha
y llenas de felicidad tu vida.

No importa que el mundo ande de cabeza
anda por el
con alegría y amor.

QUÉ REMEDIO

Tanto avanza el que puede como el que quiere
más allá de su simple huella.

Tan desesperante
como la gota de agua que cae en medio del silencio.

Tan distante y tan cerca
al punto de juntarse la vida con la muerte.

Tanto tarda mi sueño.
Tarda una vida
y no puedo evitar que antes
llegue la muerte a matar mi ilusión.

TAN SOLO UNA OPINIÓN

Ahora que hablamos de educación de calidad en el Perú, y a propósito de la disposición, ya descartada felizmente, que ordenaba contratar sólo maestros egresados del tercio superior universitario, me ha quedado una pregunta:

1. ¿Quién, en este país, puede tener la certeza, de que ser del tercio superior es garantía de mejor maestro?

Más aún, teniendo en cuenta la diversidad de universidades mediocres que existen, y que imparten una formación profesional deficiente y ajena a nuestra realidad, debemos concluir entonces: que no es lo mismo ser del tercio superior de una universidad con estándares de calidad aceptables en la enseñanza superior, que serlo de una que no lo tiene.

De otro lado, en mi experiencia personal como alumno, más que la sapiencia de mis maestros y todos sus grados y títulos que podían exhibir, me importó más digo, que me hagan entender los temas que enseñaban y la sutileza con que nos conducían al mundo de la investigación y al gusto por la lectura. A ellos nunca los olvido, los llevo en mi corazón y siempre les estaré muy agradecido, por la sencillez con que me hicieron aprender y comprender mejor las cosas.

Y es que ser maestro, no es ostentar grados y títulos académicos, que por cierto se deben tener, sino, ser maestro va más allá: es entrega, sacrificio, imaginación, vocación que no muere y más, sobretodo en nuestro país: un acto de heroísmo.

Dejemos ya de jugar con la educación de nuestros hijos, dejemos la inmediatez "iluminada", la peliculina mediática, y pongámonos a trabajar seriamente, para acercar la educación verdaderamente a todos.

La educación en el país, como todos sabemos, cada vez está peor, y para sacarla de su crisis, debemos dejar que participen en esta política de estado, todos aquellos que verdaderamente tengan algo bueno y creativo que aportar, y los que no, están demás, porque estorban.

Así, el desarrollo del país será inclusivo, total, equitativo y tranquilo, como todos esperamos.